Los gametos femeninos son los ovocitos y aunque tienen una función común con los espermatozoides,
poseen grandes diferencias, tanto en
su formación como en su estructura.
Los gametos femeninos inician su formación hacia el cuarto
mes de gestación.
Cuando nace una niña cada uno de sus ovarios tiene ya una
reserva de óvulos inmaduros, llamados ovogonios.
Estos se encuentran en unas
pequeñas cavidades llamadas folículos, cuyas paredes están rodeadas por células
que protegen y nutren al ovocito hasta que este maduro.
Estas células son las células
foliculares en conjunto constituyen el folículo
primordial, a partir del cual se forman las células sexuales femeninas.
Durante los 10 primeros años de vida, los folículos casi no sufren
cambios, pero llegada la pubertad,
comienzan a madurar en forma cíclica, originándose las primeras ovulaciones. El
proceso de formación y maduración de los ovocitos se denomina ovogénesis.
La ovulación corresponde
a la liberación de un ovocito desde el ovario e implica que se rompa el folículo
y que se liberé de él. Cuando esto ocurre, el ovocito rodeado de células
foliculares se mueve hacia el oviducto y desde ahí se desplaza hacia el útero. Mientras
tanto en el ovario se forma el cuerpo lutio a partir de los restos del folículo. El cuerpo lutio produce una hormona, la progesterona; que mantiene el
engrosamiento del endometrio después de la ovulación. Si no hay
fecundación, el cuerpo lutio degenera, la progesterona disminuye y se desprende
el endometrio. Si hay fecundación
mantiene las condiciones necesarias para el desarrollo del embrión en el útero.
En el transcurso de su vida una mujer ovula mas o menos 400
veces. Hasta que se produce la menopausia, momento en el que ya no quedan folículos en el ovario y
deja de haber ovulaciones.
Generalmente la maduración del ovocito ocurre cada 28 días
en promedio.